El Monte Federal
La proyección rioplatense y americana de la Batalla de Las Piedras.
“El Monte Federal” representa la proyección rioplatense y americana de la Batalla de Las Piedras. La Batalla de Las Piedras fue el primer gran triunfo militar del Río de la Plata y como tal tonificó el espíritu de otros pueblos americanos, victoria que abrió el frente Oriental de lucha, que hasta el momento (1811) había fracasado en su afán de liberar los territorios norteños.
EL Grito de Asencio el 28 de Febrero de 1811 configuró la “Admirable Alarma”, que conmovió a la campaña de la Banda Oriental al dar comienzo al proceso emancipador en nuestro territorio, siendo la Batalla de Las Piedras el hito de mayor significación y exteriorización de ese proceso, por su carácter de triunfo militar que implicó la desobediencia al poder españolista impuesto por Montevideo. Victoria trascendente, cargada de simbolismo, al dejar planteado que también en el plano de las armas las fuerzas patrióticas estaban en condiciones de infringir reveses al orden colonial.
La Batalla de Las Piedras fue el primer gran triunfo militar en el Río de la Plata y como tal tonificó el espíritu de otros pueblos americanos, victoria que abrió el frente Oriental de lucha, que hasta el momento había fracasado en su afán de liberar los territorios norteños. La misma posibilitó con el paso del tiempo, la independencia del Paraguay, el avance de los ejércitos juntistas sobre el Alto Perú. Luego la gran hazaña del General San Martín en acuerdo con Artigas, devolviéndole la independencia a Chile, conquistando el Perú y Ecuador para reunirse a los ejércitos de Gran Libertador que fue Bolívar. Artigas siempre protegerá el flanco Oriental, con su Liga Federal, como “Protector de Los Pueblos Libres”.
La victoria dio a la Revolución Oriental, el dominio total de la campaña, los españoles perdieron el control del Paso del arroyo de Las Piedras, siendo éste el camino seguro para el abastecimiento de ganado, de tasajo, de cueros y otros alimentos. Hacia el oeste, por el Río Santa Lucía entre pantanos y pajonales la comunicación no era posible; por el Este, los bañados de Carrasco lugar de difícil acceso. El Pago de Las Piedras se encontraba en una ubicación estratégico en el camino real de Montevideo a Colonia, pasando por Guadalupe, Santa Lucía, San José, el camino a Montevideo por Miguelete, el camino a Pando y a Toledo. La situación geográfica indicada surge claramente en el primer plano de Las Piedras por el Ing. Carlos Zucchi (1838).
Las repercusiones en las autoridades españolistas, el 19 de mayo de 1811, el Comandante del Apostadero Naval José María Salazar, informa a su Superior en España, como “pérdida irreparable” y de “cruel catástrofe” (…) “la plaza se encuentra sin tropa, sin marina (…) sin carne, y lo que es peor de todo sin trigo”. Continúa diciendo, “la sola noticia de que las tropas de Buenos Aires tenían sitiado el baluarte de la América (…) reanimó el entusiasmo de las Provincias a favor de la independencia de Chile, y no dudaré en afirmar que hasta el mismo reino de Lima se ha resentido de tan funesta nueva, pero lo que no puede dudarse es que ella ocasionó el que el Paraguay adoptase unirse al de Buenos Aires, como lo hizo (…) en esta Banda lograron atraer a su partido a todos los pueblos y quitándonos cuantos auxilios sacábamos de ellos, reducirnos a solo el recinto de la plaza y a la mayor miseria y pobreza por mucho tiempo”.
Cuando hablamos de “Monte Federal”, hacemos referencia a la proyección de la batalla de Las Piedras, en el conjunto de lo que eran las Provincias Unidas del Río de la Plata y dentro del contexto de emancipación hispanoamericano, reconociendo que los procesos de independencia fueron interconectados y que se influyeron mutuamente.
Como escribió Carlos Real de Azúa, “Las numerosas y explícitas manifestaciones con que Artigas expidió su pertinaz voluntad de no romper los vínculos que ligaban a la Banda Oriental con las restantes regiones de la zona platense, han representado siempre un denso punto de perplejidad para la apologética independentista usual”. Y es la “soberanía particular de los pueblos” la base que sustenta el “sistema Americano”, de independencia, república, federalismo e igualdad. Estos son los componentes de lo que se ha dado en llamar el “Ideario Artiguista” y pone así de manifiesto el enorme valor que tuvo Artigas, pero no sólo como “conductor”, sino también como conducido”, como lo señala J.P. Barrán, pues las dos figuras son complementarias pero a la vez, encontradas.
Desde los comienzos de la revolución se van desarrollando las formas institucionales, entre las primeras se encuentra el Cabildo, Artigas luego del triunfo invita a dicha institución a interceder ante el Virrey Elío, “para que se rindan ante el advenimiento y triunfo de la libertad:”(…) Entre cuantas autoridades ha creado la política no hay alguna ni más honrosa ni más sagrada que la de los Cabildos; como representante de un pueblo numeroso que le ha confiado sus votos, usted puede salvarlo del precipicio a que corre y yo le hago saber el honor de creer que oirá con madurez las proposiciones que como jefe de las tropas prontas a saltar esos muros quiero dirigirle (…) pero tampoco hay alguna que denigre más los nombres de los que abusan de ella o abandonan los deberes que les impone”. (21 mayo de 1811).
En el desarrollo de la revolución surge como hilo conductor la representación de la voluntad general, en las Instrucciones a Tomás García de Zúñiga ante el Gobierno de Buenos Aires (Paso de la Arena, enero de 1813), en la octava: “la soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución”. Asimismo, en el Proyecto de Constitución para la Provincia Oriental, 1813, en el Gobierno Económico de Canelones, se dice “los Cabildos serán los verdaderos órganos de los Pueblos (…) y en quien éstos deben encontrar los medios de su felicidad”. En las Instrucciones del Año XIII, “Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable” (art.3), “Como el objeto y fin del gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del gobierno supremo de la nación” (art.4).
La permanente comunicación desde el Cuartel de Arerunguá -donde se enarboló la primera bandera artiguista-, o desde Purificación, escuchando, exigiendo a los Cabildos de la Liga Federal, de Santa Fe, de Córdoba, de Entre Ríos, de Misiones, de Corrientes, con el título de “Protector de los Pueblos Libres”. “…Sublime título al que el Cabildo de Montevideo, seguido de inmediato por todos los demás pueblos de la Revolución Oriental, dio, también en 1815, la variante no menos sublime de Patrono y Protector de la Libertad de los Pueblos que añadió a las funciones de Capitán General que a la vez le otorgaba honor que más tarde hizo saber que no quería aceptar diciendo que “los títulos son los fantasmas de los pueblos”, y que conservaría para ello sólo el de “un simple ciudadano”. (Prof. Dr. Eugenio Petit Muñoz, “Artigas y la Función Pública”, Montevideo: Junta Departamental de Montevideo, septiembre de 1969, p.28).