Parroquia San Isidro
“Templo de San Isidro Labrador”
Construido en 1868 por los catalanes Fongibell y Mayol, siendo párroco el P. Joaquín Moreno.
Se inspiraron en la arquitectura Brunelleschiana predominante en Florencia, Italia.
En 1890 –cuando el párroco era el P. Lorenzo Bacigalupo- la feligresía dotó al templo de cinco campanas provenientes de Udone, Italia, las cuales se instalaron sobre un castillo de madera de quebracho y herrería forjada a mano en fragua.
Los libros regulares del archivo parroquial se inician; el de Bautismos el 1º de agosto de 1824, el de Matrimonios el 2 de noviembre de 1825, y el de Defunciones el 10 de julio de 1824, de acuerdo a apuntes del P. José María Vidal, S.D.B
Historia edilicia
Entre 1782 y 1825, desempeña funciones el Presbítero don Domingo Castilla, primer Cura propio de la Parroquia San Isidro de Las Piedras.
Posiblemente el primer templo en este lugar, como en los demás pueblos uruguayos en general, fue un simple rancho de terrón y totora, probablemente ubicado en la actual esquina de las calles Lavalleja y Gral. Flores. La segunda iglesia se levantó en ese mismo lugar, era bastante grande y de fábrica.
El Templo.
En el año 1868, se terminó de construir el actual templo de San Isidro Labrador, siendo Párroco el P. Joaquín Moreno.
Fueron sus constructores los catalanes Fongibell y Mayol, que por esa época construyeron también la Plaza de Toros de la Unión, y la entonces iglesia parroquial -hoy Catedral- de la ciudad de San José de Mayo.
Para la iglesia de Las Piedras, se inspiraron en la arquitectura Brunelleschiana del cincuencento italiano, que se puede admirar en la ciudad de Florencia, Italia. Tanto las bóvedas como las torres de los campanarios denotan tal estilo. El coronamiento de las torres son imitación de la linterna de la cúpula central de Nuestra Señora de las Flores, en Florencia.
En 1890, siendo Párroco el P. Lorenzo Bacigalupo, la feligresía dotó al templo de un concierto de cinco campanas, provenientes de Udine, Italia, sobre un castillo de madera de quebracho y herrería forjada a mano en fragua, ideada por el ingeniero salesiano don Domingo Delpiano, y ejecutada por los hermanos Juan y Ángel Zunino.
Don Julián Recila fue quien dirigió los trabajos de elevar las campanas a la torre, y su conveniente colocación.
A fines del siglo XIX, las bóvedas sufrieron fisuras que decidieron a los técnicos que consultó el Gobierno nacional, a aconsejar la demolición de la totalidad del edificio. Esta decisión fue algo exagerada, ya que las torres eran independientes en su estructura de las bóvedas, que eran las que estaban en mal estado. Por ese entonces, la feligresía encabezada por don Pilar Cabrera, interpuso todos los recursos posibles para mantener en pie las torres, columnas y muros, salvándolos de la destrucción.
Pasaron entonces varios años con la iglesia sin techo, y finalmente la misma feligresía cubrió las naves con un techo de chapa de hierro zincado sobre estructura de madera, logrando abrir el Templo nuevamente al culto, con pisos nuevos de cerámica gres francesa y cielorraso de madera, el que duró hasta 1952.
Siendo Párroco el P. Oreste S. Nutti, luego Obispo de Canelones, y visto que el techado existente ya ofrecía señales de deterioro, decidió construir las nuevas bóvedas llamando a concurso restringido, resultando ganador el proyecto del arquitecto Carlos Alfredo Trobo.
En 1978, por encargo del Cura Párroco P. Hugo Bordoli, el arquitecto Carlos A. Trobo procede a realizar reparaciones generales, así como diversas mejoras y adaptaciones de altares en el interior, con la finalidad de adaptar el Templo a las nuevas disposiciones del Concilio Vaticano II.
Se realizó la pintura de la imagen de la Inmaculada y del Vía Crucis, renovación de la iluminación del Templo, cambio de ubicación de la Sacristía, creación de la Capilla del Santísimo, y finalmente la construcción sobre las bóvedas y cúpulas de un sobretecho de crechas de hierro, correas de madera y chapas de acero galvanizado, y pinturas interiores. En 1994, siendo Cura Párroco el Padre Juan Algorta, la feligresía realiza el reacondicionamiento del juego de campanas, bajo la supervisión del arquitecto Carlos Alfredo Trobo, y la ejecución efectuada por el Sr. Luis Ruiz, de la empresa Herman's de Las Piedras.